Hong Kong y las aspiraciones territoriales de China
En los últimos meses, Hong Kong ha protagonizado parte de los titulares a nivel internacional por las protestas prodemocráticas y la violencia que estas han suscitado contra la población por parte de las fuerzas de seguridad. El pasado junio, China aprobó una nueva ley de seguridad para imponer la gobernanza en el territorio. Pero ¿qué repercusiones tiene esto en el ámbito regional?
Hong Kong, junto a Taiwán, es uno de los territorios que Pequín aspira a recuperar en el contexto de la “Nueva” Gran China. Las políticas de reunificación de la China continental se interpretar en un contexto regional de disputas territoriales sobre el Mar Meridional, al que el gobierno de Xi Jinping aspira a incluir en su esfera de influencia.
“Un país, dos sistemas”: nacionalización con características chinas
La Región Administrativa Especial de Hong Kong, perteneciente a la República Popular de China, es un territorio con un estatus muy particular. Tras la cesión por parte de Reino Unido en 1997, conservó su propio sistema legal y administrativo. Esto dio pie al principio constitucional de “un país, dos sistemas”, que otorga un importante grado de autonomía a Hong Kong, a pesar de formar parte de China.
Desde la reunificación, este concepto dual ha sido la clave para la reintegración de Hong Kong en el sistema político de la China continental. Sin embargo, tiene una fecha de caducidad: 50 años a partir de su nacionalización, es decir, el año 2047.
Leng Tiexun[i], del Instituto Politécnico de Macao, explica cómo el principio de integración pacífica se ha convertido en una estrategia nacional fundamental para China. Esto implica que todas las acciones que Pequín lleve a cabo con respecto a Hong Kong estarán diseñadas de cara a una eventual reunificación del país, pues este es su objetivo último.
La presión del movimiento prodemocrático, que ha protagonizado meses de manifestaciones, revueltas y episodios de desobediencia civil, ha situado la cuestión de la reunificación sobre la mesa. Esta nueva ola de protestas, que se hace eco de la Revolución de los Paraguas de 2014, vuelve a abrir los debates sobre la identidad cultural, los sistemas políticos y económicos, y el choque entre la seguridad nacional y los derechos humanos.
Hong Kong en las aspiraciones territoriales de China
Hong Kong es un pequeño territorio en la desembocadura del Río de las Perlas, en el Mar Meridional, compuesto por una península y varias islas; entre ellas, la que da nombre al territorio: la isla de Hong Kong. Con algo más de 7 millones de habitantes, esta región tiene su propia moneda (el dólar hongkonés) y en ella se hablan tanto el chino como el inglés de manera oficial.
Debido a su privilegiada localización en la costa del Mar Meridional, el territorio de Hong Kong constituye un enclave de gran importancia en la arquitectura de la seguridad a nivel regional.
En la actualidad, el Mar Meridional es el escenario de diversas disputas territoriales entre China y sus vecinos por el control de las aguas. Aunque Hong Kong forma parte de la República Popular (a pesar de su singular estatus), China aspira a integrar este enclave cuando se complete el proceso de reunificación. De esta manera, se consolidaría la soberanía china sobre un punto geográfico clave, sin las divergencias que causa el sistema dual que existe en la actualidad.
La “vuelta” de Hong Kong supondría el primer paso en una larga lista de territorios cuya soberanía se haya en disputa, tanto en la región del Mar Meridional como en otros puntos de la frontera china. Los incidentes que tuvieron lugar el pasado mes de junio entre India y China son un claro ejemplo.
Taiwán, que geográficamente se sitúa al este de Hong Kong, también constituye una de las aspiraciones territoriales del gobierno chino. Tanto más, si se tiene en cuenta, como señala Ian Rowen[i], que el modelo de “un país, dos sistemas” fue inicialmente diseñado para la integración de Taiwán en la China continental. Con todo, la situación de Taiwán es muy distinta de la de Hong Kong, por lo que no cabe esperar que evolucione siguiendo los mismos pasos.
Protestas y la nueva Ley Nacional de Seguridad
El pasado 30 de junio, el cuerpo legislativo del gobierno chino aprobó la Ley de Seguridad Nacional para Hong Kong. Esta ley, que llevaba siendo anunciada desde mayo de 2020, ha dado pie a numerosos debates sobre la compatibilidad con el particular sistema legislativo del territorio, heredado de la era colonial. Aunque en el propio sistema legislativo hongkonés estaba prevista la creación de una ley de seguridad nacional, Pekín ha impuesto una propia a raíz de la oleada de protestas.
Bajo la nueva Ley de Seguridad Nacional, compuesta de 66 artículos, criminaliza actos de secesión, subversión, terrorismo y connivencia con poderes externos. La nueva legislación permite imponer severas penas de cárcel, y algunos de los juicios resultantes de estos delitos serán juzgados en la China continental, no en Hong Kong.
En términos de derechos y libertades fundamentales, resulta preocupante el hecho de que se pasen a equiparar actos de desorden público con acciones terroristas. Desde el punto de vista político, sin embargo, la nueva ley podría significar el fin prematuro del concepto “un país, dos sistemas”, tal y como argumentan algunos expertos.
La reunificación de Hong Kong y el fin del sistema dual forma parte de la estrategia china en el medio-largo plazo. Las ambiciosas aspiraciones territoriales que el gobierno de Pequín articula en la región son un elemento innegable del interés nacional chino en estos momentos. Es, por tanto, altamente improbable que China redibuje sus políticas con respecto a Hong Kong, ya que el éxito de la reintegración marcaría la utilidad del singular modelo chino de nacionalización, además de servir a sus aspiraciones geopolíticas en el ámbito regional.
Referencias
[i] Rowen, I. (2016). The geopolitics of tourism: Mobilities, territory and protest in China, Taiwan and Hong Kong. Annals of the American Association of Geographers, vol. 106 (2), pp. 385-393.
[ii] Leng, T. (2009). On the fundamental characteristics of the “One Country, Two Systems” policy. Academic Journal of “One Country, Two Systems”, vol. 1, pp 49-59.