El amargo final de la era Trump: La democracia estadounidense sobrevive a un ataque sin precedentes
Desde su llegada al poder en el año 2016, el todavía presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desafiado a las instituciones y los valores de la democracia estadounidense. El 3 de noviembre de 2020 tuvieron lugar las elecciones presidenciales, en las que ganó el demócrata Joe Biden, que se convertirá el próximo 20 de enero en el 46º presidente de Estados Unidos. Sin embargo, Donald Trump se ha mostrado reacio a aceptar la derrota y ha hecho referencia en numerosas ocasiones a un supuesto fraude electoral. Sentimientos de rabia, negación e indignación que ha transmitido a los trumpistas desde entonces y que ha tenido su máxima expresión en la recta final de su mandato.
El 6 de enero de 2021, las televisiones de todo el mundo retransmitieron las imágenes de los seguidores de Donald Trump asaltando el Capitolio, un símbolo de la libertad y de la democracia estadounidense, con el fin de evitar la ratificación de la victoria de Joe Biden enlas elecciones presidenciales. Un desafío sin precedentes para la democracia estadounidense, que provocó una profunda conmoción en la opinión pública internacional y una ola de mensajes en defensa de la democracia por parte de innumerables líderes políticos. El asalto al Capitolio provocó cinco víctimas mortales, cuatro simpatizantes de Donald Trump y un policía del Capitolio.
Donald Trump alentó a sus seguidores a dirigirse al Capitolio a través de las redes sociales y, aunque las redes sociales han demostrado ser un instrumento adecuado y eficaz para la organización y movilización de las masas como ocurrió, por ejemplo, en la denominada “Primavera Árabe”, también se han convertido en un arma peligrosa en manos de líderes populistas, que difunden mensajes que incitan a la violencia y el odio y es el caldo de cultivo para movimientos extremistas. Twitter, una de las redes sociales más empleadas por Donald Trump y que se convirtió en su altavoz favorito durante su campaña electoral y su mandato, ha decidido suspender de manera permanente su cuenta tras el asalto al Capitolio.
El asalto al Capitolio ha puesto de manifiesto que la democracia es frágil y vulnerable en un contexto en el que los populismos y nacionalismos han ganado protagonismo en los últimos años, pero también es cierto que la democracia estadounidense ha demostrado fortaleza y resiliencia. La futura Administración Biden puede ser una gran oportunidad para defender y reforzar la democracia estadounidense, cuya imagen y prestigio se han visto gravemente deterioradas en los últimos años. El futuro presidente Joe Biden prestará mayor atención a cuestiones clave para la supervivencia de la democracia como la gestión de la pandemia, la igualdad de género, el racismo o el cambio climático, entre otras. El objetivo de Joe Biden durante la campaña electoral era “ganar el corazón y salvar el alma de Estados Unidos”, pero su camino no será fácil, debido al legado político y social de Donald Trump. La gobernabilidad y la legitimidad de ejercicio de Joe Biden se basarán, en gran parte, en su capacidad para cerrar antiguas heridas en una sociedad profundamente fragmentada y polarizada y dar prioridad en la agenda política a los asuntos que más preocupan a los estadounidenses, tanto a nivel nacional como internacional.
Donald Trump quiso poner a prueba a la democracia estadounidense y falló. A pesar del giro de su discurso 30 horas después del ataque al Capitolio, en el que condenó el ataque y aceptó la derrota electoral, el daño ya estaba hecho. Ahora podría tener que enfrentarse a sus consecuencias. El Partido Demócrata ha declarado su intención de llevar a cabo un nuevo impeachment contra Donald Trump para su destitución alegando su incitación a la insurrección. Asimismo, su apoyo en el Partido Republicano se ha visto seriamente mermado con los últimos acontecimientos. Donald Trump se encuentra más solo que nunca, debido a esta falta de apoyo dentro de su propio partido y a la cadena de dimisiones entre altos cargos de la Casa Blanca tras el asalto al Capitolio. Su futuro político, en el que destacaba su intención de volver a presentarse como candidato en las elecciones de 2024, se ha visto claramente perjudicado por el asalto al Capitolio. Si Donald Trump es declarado culpable en su segundo impeachment, el Senado podría impedir que se presente como candidato en las elecciones de 2024. Además, ha desprestigiado al resto de la familia Trump, quienes también tenían futuras aspiraciones políticas.
Donald Trump, a pesar de que su gestión y liderazgo han sido muy cuestionados, podría haber optado por abandonar la Casa Blanca de una manera cordial y digna, pero ha elegido un amargo final, que pasará a la historia de los Estados Unidos como un hecho inédito. Un amargo final que ha sido el primer gran shock del año 2021, pero que también ha generado optimismo y esperanza en millones de personas en el mundo al constatar que el populismo no ha podido con la que es la democracia más antigua del mundo.