La cooperación nuclear entre Argentina y Brasil
El 17 de diciembre de 2018, los gobiernos de Argentina y Brasil firmaron la Declaración de Montevideo sobre Cooperación Nuclear Empresarial, en la cual reiteraron la naturaleza pacífica de sus respectivos programas nucleares, reconocieron el nivel de confianza mutua bilateral y manifestaron el deseo de ampliar las posibilidades de cooperación entre los sectores nucleares de ambos países. En efecto, desde hace más de 30 años, Argentina y Brasil se han embarcado en un camino de cooperación en materia nuclear que es ejemplo para el mundo y que ha reportado así beneficios tanto para su prestigio como para sus programas nucleares.
La Declaración de Montevideo se enmarca puntualmente en la celebración de los 30 años de la Declaración de Iperó (1988) sobre Política Nuclear. Sin embargo, ya en 1985 los presidentes Raúl Alfonsín, de la Argentina, y José Sarney, de Brasil, habían firmado en Foz do Iguazú la Declaración Conjunta sobre Política Nuclear, en la cual ambos países se comprometían al uso pacífico de la energía nuclear y afirmaban su voluntad de cooperación en el área. La Declaración de Iperó es uno entre varios instrumentos que aproximaron aún más los programas conjuntos de cooperación y consolidación de los mecanismos de confianza mutua, que culminaron en la creación en 1992 de la Agencia Brasileña-Argentina para la Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), cuyo objetivo es verificar que la totalidad de los materiales nucleares existentes en los dos países no sean desviados hacia usos explosivos, y en la adhesión de ambos países al Tratado de Tlatelolco y al Tratado de No Proliferación (Quintanar y Romegialli, 2007).
Si bien la cooperación técnico-científica bilateral en materia nuclear había comenzado mucho antes del advenimiento de la democracia en ambos países, la Declaración Conjunta sobre Política Nuclear y todo el proceso que la siguió, otorgó un nuevo sentido político a la cooperación, al enmarcarla en un contexto de integración y democracia (Escudé y Cisneros, 2002). Además de la coincidencia de los gobiernos democráticos, la profundización de la cooperación nuclear fue posible gracias a la coincidencia ideológica entre las élites gobernantes en ambos países y la resolución de los conflictos geopolíticos entre Argentina y Brasil que atenuó la rivalidad entre ambos países, destacándose además que esto se produjo a pesar del aumento de la disparidad de capacidades materiales a favor de Brasil (Zaccato, 2017).
La decisión de profundizar la cooperación entre Argentina y Brasil en materia nuclear contribuyó a la constitución del Mercosur y permitió así concretar la superación de la etapa de competición geopolítica entre los dos países más grandes de América del Sur. Desde entonces, esta cooperación bilateral se ha convertido en un modelo que es ejemplo para el mundo y ha otorgado gran prestigio a ambos países.
Ya en 1988, ambos países invitaron a la India y Pakistán a compartir la experiencia bilateral en la promoción de la confianza mutua y la transparencia. Más tarde, la ABACC fue considerada una innovación en materia de control de las actividades nucleares, al tratarse de una institución binacional en la que los dos socios se inspeccionan a sí mismos (Quintanar y Romegialli, 2007).
La experiencia de Argentina y Brasil es un signo positivo en el contexto más bien preocupante de la Segunda Era Nuclear en la cual ha ingresado el mundo tras el fin de la guerra fría, que se caracteriza por el riesgo de que las armas nucleares proliferen horizontalmente, es decir sean adquiridas por más países, incluyendo regímenes inestables, y aún más, por actores no estatales.
Las industrias nucleares de ambos países también se han visto beneficiadas, ya que al ingresar a los regímenes internacionales de control, pudieron florecer integradas al mundo. Argentina tiene actualmente tres plantas nucleares en funcionamiento y un perfil destacado como país exportador de tecnología y equipo nuclear, a través de INVAP, una empresa que ha vendido reactores a Argelia, Australia, Egipto y Perú, y tiene proyectos futuros con Arabia Saudita y Países Bajos. En este contexto, es importante que las empresas argentinas y brasileñas del sector nuclear identifiquen nuevas oportunidades de negocios y profundicen la integración entre sus cadenas productivas, como se ha reconocido en un seminario realizado en la Embajada de Brasil en Buenos Aires a fines del año pasado.
Con todo, el camino iniciado hace ya más de treinta años no está exento de interrogantes en la actualidad. La administración Temer anunció en 2018 que Brasil finalmente pondrá en marcha el proyecto para obtener un submarino de propulsión nuclear para 2029, aunque aseguró que su construcción contará con las inspecciones que correspondan por parte de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la ABACC. Por otro lado, el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo político del presidente Jaír Bolsonaro, se expresó en una declaración a favor de la idea del poder disuasivo de las bombas nucleares. Más tarde aclaró que en Brasil no pueden desarrollarse armas nucleares y que su declaración era sólo la respuesta a una consulta.
Será de vital importancia que ambos países se mantengan firmes en su compromiso de usos pacíficos de la tecnología nuclear, que les ha otorgado tanto prestigio como actores internacionales confiables y responsables, y que además ha beneficiado enormemente al desarrollo de sus industrias nucleares.
Lista de referencias
Cisneros, A. y Escudé, C., (2000), Historia General de las relaciones exteriores de la República Argentina. Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano
Quintanar, S. y Romegialli, M. (2007). Desarrollo nuclear, condicionantes externos y acuerdos nucleares bilaterales: el caso de Argentina y Brasil. Ponencia preparada para la I Jornada del CENSUD “Análisis de la inserción de Sudamérica en el mundo”, realizada en La Plata, el 27 y 28 de septiembre de 2007.
Zaccato, C. (2017). Cooperación puntuada: La evolución de la
relación nuclear entre Argentina y Brasil (1946-1999) a la luz de la Teoría del
Equilibrio Puntuado. Ponencia preparada para el XIII Congreso Nacional de
Ciencia Política, realizado en Buenos Aires, Argentina, del 2 al 5 de agosto de
2017.