Entrevista a la Dra. Teresa Segura-Garcia

El Palacio Lakshmi Vilas de Baroda (Imagen - www.gujarattourism.com)

Los principados han sido una parte integral del panorama político de la India durante el período colonial. Si bien se percibía que algunos estados principescos favorecían el colonialismo británico, algunos apoyaban la independencia de la India y trabajaban por el bienestar de la gente. La Dra. Teresa Segura-García, historiadora del sur de Asia moderno en la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, habló con Niranjan Marjani, el editor consultor de The Kootneeti Español, sobre su investigación sobre el principado de Baroda bajo la regla de Maharaja Sayaji Rao Gaekwad III.

Niranjan Marjani: ¿Cómo eligió investigar sobre el Asia del Sur y la India?

Dra. Teresa Segura-Garcia: Cuando cursaba la Licenciatura en Humanidades en la Universitat Pompeu Fabra (UPF), en Barcelona, ya me interesaba mucho el Asia del Sur. Sin embargo, la región no estaba muy presente en el plan de estudios de esta carrera, como no lo estaba en los planes de estudios de otras universidades catalanas o españolas. Cuando vi que el Departamento de Humanidades de la UPF ofrecía una beca destinada a alumnado de grado para ir a la Universidad de Delhi, no me lo pensé dos veces. Gracias a esta beca pasé unos meses en el Departamento de Lenguas Románicas y Germánicas, donde impartí clases de español en el BA y el MA in Hispanic Studies. Más allá de las aulas del Campus Norte, descubrí una ciudad compleja y fascinante, con una larga historia que desconocía del todo. Empecé leyendo un primer libro de historia de la India, después un segundo… y terminé defendiendo una tesis doctoral sobre historia de la India en la Universidad de Cambridge.

Este trayecto no hubiese sido posible sin el Máster en Historia del Mundo en la UPF, donde me inicié en la investigación sobre la India con una tesina dirigida por Josep M. Fradera. Fue él quien me animó a ir a Cambridge para trabajar con C. A. Bayly, que fue mi director de tesis. Tampoco hubiese sido posible sin la beca de la Fundación “la Caixa” que me permitió cursar el doctorado.   

NM: ¿Alguna razón en particular para centrarse en el papel de los principados en la India?

TSG: Los principados de la India son unos espacios privilegiados para el estudio del colonialismo, porque no se encuentran bajo el control directo del imperio británico. Son territorios formalmente independientes que a la práctica están bajo distintas formas de dominio británico. La intensidad y las formas específicas que toma este dominio varían en cada uno de los aproximadamente 500 principados que había en el subcontinente des de la mitad del siglo XIX hasta la llegada de la Independencia en 1947.

Pese a este panorama tan complejo, los principados han sido a menudo olvidados por los historiadores, que se han centrado mayoritariamente en el estudio de la India de las provincias gobernadas directamente por los británicos. Esta tendencia está cambiando en los últimos años: hay una nueva generación de historiadores como Eric L. Beverley, Kate Boehme o Razak Khan, entre muchos otros, que está haciendo aportaciones muy importantes al estudio de los principados. 

NM: Su tesis doctoral trata sobre los vínculos globales del principado de Baroda a finales del siglo XIX y principios del XX. ¿Podría contarnos más sobre eso? Es interesante que explore estos vínculos, ya que los británicos se ocuparon de las relaciones exteriores de la India durante este período.

TSG: Es cierto que los tratados que regulaban las relaciones entre los principados y el imperio británico no permitían a los príncipes establecer vínculos diplomáticos con otros países. Estas funciones diplomáticas quedaban exclusivamente en manos del gobierno colonial. Sin embargo, esto no quiere decir que algunos príncipes no intentaran establecer vínculos políticos informales tanto con otros principados como con territorios e individuos que se encontraban más allá del subcontinente indio. La participación del Maharajá Sayaji Rao Gaekwad III de Baroda en las redes globales del anticolonialismo indio en Europa y Estados Unidos es un buen ejemplo de ello. Como los otros imperios coloniales europeos, el británico no fue omnipotente: había individuos, conexiones y formas de resistencia que escapaban de su control.

El Maharajá Sayajirao Gaekwad III de Baroda (Imagen – www.historyofvadodara.in)

NM: Aparte de los vínculos globales, ¿qué es lo que le interesa del gobierno del Maharajá Sayaji Rao Gaekwad III?

TSG: Su tensa relación con el imperio británico como Maharajá de Baroda, el gran principado del oeste de la India y el tercero más importante del subcontinente, después de Hyderabad y Mysore. Cuando Sayaji Rao Gaekwad III ascendió al trono en 1875 lo hizo bajo la tutela del gobierno colonial, que esperaba convertirlo en el máximo exponente de una nueva generación de príncipes fieles al imperio. Estas esperanzas pronto se vieron frustradas: en las décadas finales del siglo XIX y hasta prácticamente la primera guerra mundial, Sayaji Rao no sólo no fue un gran aliado del imperio británico, sino que prestó distintos tipos de ayuda a activistas anticoloniales que apostaban por el fin de este imperio, como Aurobindo Ghose, Bhikaji Rustom Cama y Shyamji Krishna Varma. En las últimas décadas de su reinado (hasta su muerte en 1939) abandonó estas actividades clandestinas, que lo habían llevado al borde de la deposición.    

NM: Por favor, cuéntenos sobre su trabajo postdoctoral en India.

TSG: En 2016 fui investigadora postdoctoral en el Centre for the Study of Developing Societies (CSDS) de Delhi, contratada por el M. S. Merian – R. Tagore International Centre of Advanced Studies: Metamorphoses of the Political (ICAS:MP). Mi trabajo en ICAS:MP se desarrolló dentro de su grupo de estudios de género, con un proyecto sobre el papel de la masculinidad en la educación de los príncipes de la India. Me centré en una forma específica de educación principesca: la que se desarrollaba dentro de las mismas cortes indias bajo la dirección de tutores británicos. Este es precisamente el modelo que el imperio británico promovió en Baroda para educar a Sayaji Rao Gaekwad III como gran príncipe probritánico, con el resultado decepcionante que comentaba antes.  

NM: El discurso popular es que muchos de los principados de la India se pusieron del lado de los británicos. Dado que sus escritos se centran en los principados y el dominio británico en la India, ¿cuál es su perspectiva sobre las interacciones entre ambos?

TSG: Las interacciones entre principados e imperio británico son mucho más complejas de lo que hemos creído durante mucho tiempo. Teniendo en cuenta la gran diversidad de principados, no puede ser de otro modo. El caso de Baroda es paradigmático de la construcción de una alternativa política al imperio británico que pasa por el ejercicio de formas de autoridad y poder local. Baroda no es, sin embargo, un caso único: encontramos intentos similares, aunque menos ambiciosos, en otros principados. Estas alternativas desaparecen en 1947, cuando la gran mayoría de los principados acceden sin muchas complicaciones a los nuevos estados independientes de la India y Pakistán, pero no deberíamos subestimar el potencial que tuvieron en su momento. Este potencial se puede detectar en las esperanzas que parte del anticolonialismo indio puso en los príncipes, así como en la ansiedad de los administradores coloniales frente a la participación de algunos príncipes en el movimiento anticolonial.     

NM: ¿Qué importancia tiene la India en los círculos académicos y de investigación en España?

TSG: La India tiene una presencia creciente en las universidades españolas. A nivel de investigación la disciplina más activa es sin duda la Filología, a través del estudio de la literatura postcolonial de la India y sus diásporas. En otros campos, entre ellos la Historia, todavía queda mucho por hacer.

En la difusión de la investigación sobre la India tiene un papel clave la Asociación Española de Estudios Interdisciplinarios de la India (AEEII). Desde 2007, la AEEII organiza congresos y seminarios anuales que reúnen buena parte de los investigadores que trabajamos sobre la India en España, además de académicos internacionales.

NM: Dado que el orden mundial emergente estaría centrado en Asia, ¿ve un crecimiento simultáneo del interés por estudiar la India entre los investigadores y estudiantes en España?

TSG: Aunque la presencia de la India esté aumentando en las universidades españolas, está claro que no se corresponde con la importancia global del país. En este sentido, China y Asia Oriental han acaparado buena parte de la atención académica, desde proyectos de investigación a la creación de titulaciones especializadas.

En el campo de la Historia, hay interés en establecer proyectos comparativos con otros imperios. Especialmente con el español, que tuvo territorios de ultramar no solo en América sino también en Asia, en las Filipinas. Estos esfuerzos se han centrado en el Grupo de Investigación en Imperios, Metrópolis y Sociedades Extraeuropeas (GRIMSE), del cual formo parte en la UPF. Por el momento han tenido resultados como Unexpected Voices in Imperial Parliaments, que he coeditado con Josep M. Fradera y José María Portillo (Bloomsbury, 2021). El libro examina las trayectorias de súbditos coloniales en parlamentos y cortes metropolitanas, desde Dionisio Inca Yupanqui en las Cortes de Cádiz hasta Dadabhai Naoroji en Westminster.

La India genera también interés entre el alumnado. Por ejemplo, desde hace un par de años la AEEII concede premios a los mejores trabajos de final de grado, trabajos de final de máster y tesis doctorales sobre estudios de la India defendidos en universidades españolas. Es probable que hace unos años no hubiera suficiente masa crítica para este tipo de iniciativas. 

NM: Gracias por hablar con The Kootneeti.

TSG: Gracias a vosotros por hablar conmigo; ha sido un placer.

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